Mi primer lazo con el Cauca lo tengo dentro unas barras de madera de un balcĆ³n de PopayĆ”n viendo pasar una procesiĆ³n de semana santa, preguntĆ”ndome por quĆ© a alguien se le ocurrirĆa poner a niƱos a cargar esas estatuas tan pesadas, mientras yo me aburrĆa tanto, tomando jugo de badea, en medio de la multitud que caminaba lenta. Lo siguiente fue el terremoto, mi papĆ” y mi tĆo saliendo de Cali a llevar agua, la angustia por saber si mi abuela y sus hermanas estaban vivas, y el sentimiento colectivo, que yo le oĆ a alguien, de que la cruz habĆa caĆdo encima del cura, justo mientras daba la misa de las 8:00 am. Una especie de horror sin nombre, traĆa esa ciudad para mĆ. Me daba miedo, dormĆ pensando en esa escena del cura mucho tiempo, hasta que un dĆa la vi en una pelĆcula de Alex de la Iglesia, que parecĆa conocer los temibles misterios de la ciudad de los MuƱoz y quedĆ© exorcizada. Lo otro que recuerdo es lo curioso que me parecĆa que mi abuela trajera en un taxi unas carantantas enteras, del tamaƱo de una paila de cobre, que repartĆa a cada uno de sus hijos, junto con unos aplanchados, una especie de hojaldre terroso y efĆmero, del que era imposible desprenderse, por lo que mi papĆ” los escondĆa bajo llave en el primer cajĆ³n de su guardarropa. La imagen de mi abuelita Nelly #HoyĀ es muy surreal para mĆ, pero no coincide con la imagen que de ella tienen los demĆ”s, cosa curiosa. Mientras yo la he visto siempre como una especie de reina india con sus alhajas de amatistas, con bellos ojos verdes, rasgados, ojos caucanos, aunque tratara de esconderlo su alcurnia, en medio de todos Los Camellos del mundo escritos por Guillermo Valencia, para desgracia de sus lectores. La veo aĆŗn en alpargatas de colores, sirviendo una sopa de platanitos y tortilla, con un jugo siempre raro, no sĆ© por quĆ© eran tan espesos, con sĆ³lo probarlos quedaba uno lleno hasta la cena. Pero pasĆ³ el tiempo, y mis pasos fueron devolviĆ©ndose, recorriendo mi pasado, encontrando las raĆces en esos lugares que el suroccidente colombiano me esconde, y en los que va regalĆ”ndome, como pepitas de oro, trozos de mi historia personal. En ese ferrocarril del tiempo trazado por Estanislao Zawadsky, que me lleva de Cali a PopayĆ”n, viajo en mi memoria ancestral y voy moliendo el maĆz del que estoy hecha para pasar a travĆ©s de los pueblos y llegar al volcĆ”n PuracĆ©, que con su forma les da sentido a las tortillas aƱejas de Cajete que hoy les presento, como la minga colectiva que trabaja haciendo mantras de fermentos, y que brillan como toda la orfebrerĆa de mi tribu paez, que me susurra suavecito, que mi abuelita sĆ es la cacica, que yo tambiĆ©n soy una buena custodia de semillas y me lo dicen siempre con un bastĆ³n de madera de chonta y empuƱadura de plata, muy bajito en Nasa Yuwe.
Para escuchar #HoyĀ deĀ @GloriaEstefan
mientrasĀ preparamosĀ unas...
Para 4 personas.
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INGREDIENTES
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8 tortillas caucanas fritas
300 gramos de lomo viche cortado en tiritas finas
150 gramos de manĆ
150 gramos de agua
Zumo de un limĆ³n
Sal
AjĆ al gusto
30 gramos de salsa de soya
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Para decorar un tallo pequeƱo de cebolla larga y ramas de cilantro
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Licuar todos los ingredientes menos el lomo, para que quede una salsa espesa pero muy suave. Sies necesario pasarla por un colador hƔgalo, o triture cuantas veces sea necesario.
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En un wok muy caliente, sofrĆa los trozos de lomo
hasta llevarlos a tĆ©rmino medio, pĆ³ngales punto de sal y reserve.
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Mezcle la carne con la salsa y sazone al gusto. Ponga el resto de la salsa
en una coquita aparte para que las personas puedan mojar sus tortillas.
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Tome el tallo de cebolla de rama y corte rodajas finas incluyendo la parte verde.
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Para montar, en un plato largo ponga las tortillas y en cada una un montoncito con la carne,
y para finalizar un poco de cebolla y una rama de cilantro.