top of page
  • Foto del escritorEl Escudo

Morcillas con queso de cabra y pimentones con especias

Ande yo caliente,

y rĆ­ase la gente.

Traten otros del gobierno

del mundo y sus monarquĆ­as,

mientras gobiernan mis dĆ­as

mantequillas y pan tierno,

y las maƱana de invierno

naranjada y aguardiente,

y rĆ­ase la gente.

Coma en dorada vajilla

el prĆ­ncipe mil cuidados

como pĆ­ldoras dorados,

que yo en mi pobre mesilla

quiero mƔs una morcilla

que en el asador reviente,

y rĆ­ase la gente.

Ā 

Luis de GĆ³ngora

Ā 

El SamartĆ­n, es el dĆ­a en que las familias campesinas espaƱolas realizan el sacrificio del cerdo. Es llamado asĆ­ en nombre del dĆ­a de San MartĆ­n, el once de noviembre. Todos estĆ”n a la expectativa, llevan un aƱo cuidando el animal, que suplirĆ” la mayor parte de la alimentaciĆ³n de todos: tĆ­os, sobrinos, vecinos, y algĆŗn que otro caminante, que a buenas atine a pasar por la casa en esos dĆ­as. Es tan especial, que todas sus partes tienen un sentido, los pucheros, la longaniza, los jamones, las salazones y curados, los torreznos y chicharrones, todas las piezas llegan a las manos de las mujeres que desde la noche anterior van preparando los adobos, las hierbas, los ajos, se esmeran en trocear los panes, y alistar los cuencos en los que prepararan los manjares que llevan esperando durante todo un aƱo. Todos estĆ”n involucrados, los niƱos llevan los primeros caldos al cura, a los maestros, asegurĆ”ndose con sus caritas, que les retribuyan tales ofrendas con un par de monedas que resuenan entre el barullo de los hombres cansados que desarman sus deberes con varias copas de aguardiente. Lo que hay es una fiesta, llena de #Cantares, en la que lo primero que sale son las bellas morcillas, que han sido tejidas por la dueƱa de casa, que sabiamente ha juntado la grasa dulce del cerdo, con un poco de orĆ©gano, cebollas, pimentĆ³n, arroz cocido, la preciosa fuente de vida del cerdo y su sazĆ³n de aƱos de cariƱo a su familia. En medio de las supersticiones de cuĆ”les son las mujeres que pueden formar parte de esta ceremonia de lujuria de sabor, salen fritas a la mesa de madera en medio de las tinajas de alcohol, las preciosas piezas, que en este caso y como homenaje a esa tradiciĆ³n que junta la historia con la bella enseƱanza de la utilizaciĆ³n correcta de todas las partes del animal, para honrarle la vida, les traigo estas morcillas terminadas con queso de cabra, y pimentones ahumados, un sagrado ofrecimiento pagano a la felicidad.



Para escuchar #Cantares de @JuanManuelSerrat

mientras cocinamos...



Para 4 personas.


INGREDIENTES

Ā 

1 Libra de morcilla de arroz

Aceite de oliva

150g Queso de cabra

2 Pimentones ahumados y pelados

Sal

Hojuelas de ajĆ­ (opcional)

Ā 

Se cortan las morcillas de dos centƭmetros y medio aproximadamente y se ponen sobre una sartƩn caliente con aceite de oliva. Se doran por los dos lados. Se corta el queso de cabra con un cuchillo hirviendo en lonjas de un centƭmetro y se pone sobre las morcillas.

Ā 

Para los pimentones, colocamos sobre fuego directo las piezas hasta que queden

completamente negras. Se pueden pelar bajo el chorro de agua o meter en una bolsa para

que al sudar la piel se desprenda fƔcilmente. Se limpian y se secan,

para luego cortarlos en tiritas finas y echarles aceite de oliva y un puntico de sal.

Ā 

Metemos a un horno precalentado en la temperatura mƔs alta, las morcillas

con el queso y las dejamos por dos minutos. Se emplatan y se terminan con

los pimentones ahumados y si se quiere con las hijuelas de ajĆ­.

8 visualizaciones0 comentarios
bottom of page