Torta de manzana y glaseado de melao

El Escudo
18 jul
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Con las manzanas siempre he tenido distancia, nunca entendía por qué Blancanieves se había dejado tentar al igual que Eva por esa fruta que a mi paladar le parecía tan simple, #LaTortura de la insipidez. Sólo le concedía la belleza estética y sonora del primer mordisco. Por eso nunca estuvo en mi carta, hasta que en un viaje a Nueva York me comí un plato de David Chang infusionado en manzanas y descubrí un retrogusto, un hechizo secreto, un aroma que se juntaba con la grasa en una amalgama increíble. Cuando llegué nuevamente a Cali, hice pruebas comiéndomela sola, sacándole el zumo, y tomándome el jugo claro y luminosos. Entonces sentí que ese perfume junto al dulzor del cerdo, eran una combinación majestuosa: de allí nació el Jus de Cerdo, que acompaña hasta ahora el Pork Belly y que a mi gusto es exquisito y suave, no me alcanza el corazón para entender esa junta que desvela lo mejor de la carne criolla y la deja en un punto de umami que abraza fácilmente la felicidad. Seguí buscando amigos glotones en los ingredientes dispuestos a amalgamarse a este nuevo sabor que venía a mí con tanto ímpetu y asombro. Así fue como mezclando el jugo de manzana con el melao de panela para comerme un día un queso cuajada, descubrí este glaseado que ahora les muestro junto a la torta mojadita que hice para él. Es un postre tranquilo, sugestivo, húmedo, rico de comer desde el desayuno con una infusión de manzanas rojas o con un té matcha. Si son más atrevidos lo pueden combinar con un vino blanco Pinot Grigio o con una tila de cidrón. En todos los casos viajan a un golpe de gozo, que se vuelve una adicción de la que salir requiere mucha voluntad y un príncipe lleno de enanitos en un bosque encantado, porque para ese momento yo ya soy Eva cometiendo gustosa el pecado original y soy también Blancanieves , que me dejo llevar por esa bruja que hechizó las manzanas para mí, dejándome dormida en sus placeres esperando el primer beso de amor.